Emoción a flor de piel
Al hilo de la triste y prematura muerte de Nicolau de Figueiredo aquí está mi crítica de su concierto el 24 de julio de 2008 en la Semana de Música de Cámara de Segovia. El tiempo pasa, pero algunas cosas siguen plenamente vigentes.
Emoción
a flor de piel
Domenico Scarlatti y después Luigi
Boccherini tuvieron la buena y mala suerte de recabar en la corte española. Por
un lado se empaparon de la música popular y crearon un lenguaje vanguardista,
especial y propio y por otro se vieron relegados a una segunda fila en el
reconocimiento internacional debido a la poca influencia de la España del siglo
XVIII.
Pero para hacer justicia a la
música, en este caso de Scarlatti y de un escasamente reconocido Antonio Soler,
sirven conciertos como el ofrecido el jueves por el impresionante clavecinista
brasileño Nicolau de Figueiredo dentro de la Semana de Música de Cámara.
Posiblemente esta haya sido la más impactante actuación dentro de lo hasta
ahora acontecido y desgraciadamente fue presenciada por un pequeño número de
espectadores. Es evidente que hay quien solamente se siente atraído por los
grandes nombres sin reparar en la calidad, interés, o simplemente búsqueda de
la sorpresa. Sin duda este no es un problema de este ciclo sino que forma parte
de la idiosincrasia segoviana y esta incapacidad para nutrir propuestas
culturales de esta calidad con un número digno de espectadores es uno de los
grandes lastres que la candidatura de Segovia a la capitalidad cultural europea padece
sin que parezca que se haga nada por evitarlo. Quizás menos fastos y
acumulación de espectáculos y un reconocimiento de la realidad junto a un mayor
compromiso con la didáctica, la estimulación y la valoración de los elementos
culturales propios ayudasen a corregir el problema.
Es muy difícil describir la
interpretación de Nicolau de Figueiredo pues hay que verlo y escucharlo para
entender cuales son las causas que generan la fascinación, pero con gran
esfuerzo podría reducirse a la elección de repertorio y una enorme técnica y
compromiso interpretativo. La música de Scarlatti y su alumno Soler es una
maravilla en su fusión del estilo barroco italiano y la música popular
española. Las peculiares imitaciones guitarrísticas, las vertiginosas
repeticiones de notas y los característicos giros rítmicos y melódicos que
nuestro oído moderno relaciona con el flamenco y que sin embargo son previos a
este y forman parte del folclore español desde siglos, se amoldan perfectamente
en la sonata bipartita con un gran talento inventivo y un embriagador gusto por
la disonancia. Con estos mimbres, a través de un apabullante virtuosismo,
claridad en el fraseo y conducción de las voces y una expresión fantásticamente
adecuada a cada momento, la emoción que el clavecinista transmite es una
autentica fiesta para el alma.
Su interpretación del Fandango
de Soler fue un hito que guardaré en mi memoria. Ojalá volvamos a escucharle
pronto y entonces seamos más.
Luis
Hidalgo Martín
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Semana de Música de Cámara de Segovia
Nicolau
de Figueiredo, clave
Obras de
Scarlatti y Soler
San Juan
de los Caballeros
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