Cuarteto Borodin o la Excelencia
Con estos
antecedentes, el Cuarteto Borodin se presentó en San Juan de los Caballeros
ante un público expectante por tan distinguida visita y, sin duda, los cuatro
músicos rusos, acompañados de la pianista Varvara, no defraudaron.
Haciendo
gala a su patria, el programa propuesto supuso un interesante recorrido por la
música rusa a través de composiciones de alguno de los grandes maestros eslavos
como Piotr Ilich Tchaikovsky, Serguéi Prokofiev, Sofia Gubaidulina y, como no
podía ser de otra forma, Dmitri Shostakovich.
Comenzó la
primera parte con el Cuarteto de Cuerda
nº 1 de Tchaikovsky, una composición plenamente romántica en la que el
Borodin ya destapó el tarro de las esencias musicales. Dulzura sonora, amplio
sentido del rubato y milimétrica igualdad en el ataque sirvieron, entre otras
maravillas técnicas, para construir una interpretación memorable.
Fue después
el turno de la pianista Varvara que abordó en solitario dos obras de estética
muy diferente, como la sensual y enigmática Romeo
y Julieta antes de partir de Prokofiev, y la rocosa Chacona para piano de Gubaidulina. El talento interpretativo de
Varvara consiguió enlazar ambas obras en una sola identidad formal a través de
un continuo crescendo emocional.
Ya en la
segunda parte, el cuarteto y la pianista unieron sus magníficas cualidades
artísticas para interpretar el genial Quinteto
para cuerdas y piano en sol menor, op. 57 de Shostakovich, una obra
estructurada en cinco movimientos en los que el desarrollo formal se convierte
en una obsesión del autor.
Como en la
mayoría de la música de Shostakovich, deslumbra su capacidad para la creación
de innumerables emociones en las que se da cita un entrevelado clasicismo con
un vanguardista tratamiento melódico y armónico, encaminado siempre al realce
de la expresión. Melodías de gran belleza, de infinita tristeza y exacerbada
alegría, eruditas unas veces, de tinte folklórico otras, sinuosos contrapuntos,
agridulces acordes y súbitos cambios modales, crean una música compleja como la
propia personalidad del autor. Y si la creación es compleja, cuánto más será su
interpretación, y ahí es donde el quinteto impartió su clase magistral, dotando
a la música de una singular viveza expresiva, fluida dinámica, equilibrio
sonoro y un discurso aplastantemente coherente en el que cada nota parece ser
esencial y única para trasladar al oyente a esa personal y rara belleza de
angustia y soledad que caracteriza la obra del irrepetible autor de San
Petersburgo.
Excelencia,
musicalidad e interés programático, las claves de un concierto singularmente exitoso
para anotar en la cuenta del MUSEG.
Luis Hidalgo Martín
Semana de Música de Cámara
Cuarteto Borodin - Varvara
Obras de Tchaikovsky, Prokofiev, Gubaidulina y Shostakovich
San Juan de los Caballleros
Varvara
Prokofiev
Gubaidulina
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