Cuarteto Borodin o la Excelencia


               



                  La actuación del Cuarteto Borodin dentro de la Semana de Cámara de Segovia marca uno de los momentos históricos de toda su andadura. Este cuarteto, insignia de la música rusa desde su fundación en el año 1945, se ha encumbrado como uno de los más grandes a nivel internacional por su calidad artística y pureza sonora, así como por su colaboración con Shostakovich, autor indispensable de la música del siglo XX.

            Con estos antecedentes, el Cuarteto Borodin se presentó en San Juan de los Caballeros ante un público expectante por tan distinguida visita y, sin duda, los cuatro músicos rusos, acompañados de la pianista Varvara, no defraudaron.

            Haciendo gala a su patria, el programa propuesto supuso un interesante recorrido por la música rusa a través de composiciones de alguno de los grandes maestros eslavos como Piotr Ilich Tchaikovsky, Serguéi Prokofiev, Sofia Gubaidulina y, como no podía ser de otra forma, Dmitri Shostakovich.

            Comenzó la primera parte con el Cuarteto de Cuerda nº 1 de Tchaikovsky, una composición plenamente romántica en la que el Borodin ya destapó el tarro de las esencias musicales. Dulzura sonora, amplio sentido del rubato y milimétrica igualdad en el ataque sirvieron, entre otras maravillas técnicas, para construir una interpretación memorable.

            Fue después el turno de la pianista Varvara que abordó en solitario dos obras de estética muy diferente, como la sensual y enigmática Romeo y Julieta antes de partir de Prokofiev, y la rocosa Chacona para piano de Gubaidulina. El talento interpretativo de Varvara consiguió enlazar ambas obras en una sola identidad formal a través de un continuo crescendo emocional.

            Ya en la segunda parte, el cuarteto y la pianista unieron sus magníficas cualidades artísticas para interpretar el genial Quinteto para cuerdas y piano en sol menor, op. 57 de Shostakovich, una obra estructurada en cinco movimientos en los que el desarrollo formal se convierte en una obsesión del autor.

            Como en la mayoría de la música de Shostakovich, deslumbra su capacidad para la creación de innumerables emociones en las que se da cita un entrevelado clasicismo con un vanguardista tratamiento melódico y armónico, encaminado siempre al realce de la expresión. Melodías de gran belleza, de infinita tristeza y exacerbada alegría, eruditas unas veces, de tinte folklórico otras, sinuosos contrapuntos, agridulces acordes y súbitos cambios modales, crean una música compleja como la propia personalidad del autor. Y si la creación es compleja, cuánto más será su interpretación, y ahí es donde el quinteto impartió su clase magistral, dotando a la música de una singular viveza expresiva, fluida dinámica, equilibrio sonoro y un discurso aplastantemente coherente en el que cada nota parece ser esencial y única para trasladar al oyente a esa personal y rara belleza de angustia y soledad que caracteriza la obra del irrepetible autor de San Petersburgo.

            Excelencia, musicalidad e interés programático, las claves de un concierto singularmente exitoso para anotar en la cuenta del MUSEG.


Luis Hidalgo Martín












MUSEG  - Festival Musical de Segovia
Semana de Música de Cámara
Cuarteto Borodin - Varvara
Obras de Tchaikovsky, Prokofiev, Gubaidulina y Shostakovich
San Juan de los Caballleros




Varvara



Prokofiev



Gubaidulina



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