Evocación
Evocación
39
Festival de Segovia
Chano
Domínguez Trío
Bori
Albero, contrabajo
Marc
Miralta, batería
Chano
Domínguez, piano
Jardín
de los Zuloaga
Luis
Hidalgo Martín
(El Norte de Castilla 19-7-2014)
(El Norte de Castilla 19-7-2014)
No sé si será que el tiempo no cesa
de correr y que uno se hace mayor, pero el concierto del nuevo trío de Chano
Domínguez me llevó a la deriva hacia las aguas mansas y oscuras de la
nostalgia. Qué duda cabe, que una de las principales características del arte
sonoro, al igual que la estimulación olfativa, es su capacidad para espolear la
evocación de sensaciones e imágenes que yacen en los más polvorientos recovecos
de nuestro sinuoso cerebro.
Y así me sucedió a mí, la
singularidad de las composiciones del imprescindible y cada vez más añorado
Miles Davis y la contundente, vivificante y llena de fantasía reinterpretación
que de ella hizo el trío que con mano maestra capitanea Chano Domínguez, me
condujeron a rememorar la vena flamenca-latina que definió su anterior
concierto de hace ya una década, con el patio de armas del Alcázar como marco
ideal y dentro de este mismo ciclo que con tanta ilusión organiza la Fundación
Juan de Borbón.
Un par de amalgamas sincopadas más
allá y tres o cuatro cadencias frigias a la diestra impulsaron las velas del
recuerdo para darme de bruces con los grandes nombres del piano jazzistico mundial
que han firmado páginas ilustres de la historia cultural de nuestra ciudad. El
nudo gordiano que entre clásica y jazz planteó Jacques Loussier, el frenesí
rítmico de Tania María, el caudal virtuosístico de Michel Camilo, la insaciable
curiosidad de uno de los más grandes genios actuales como Chick Corea... Felices
escalas de la nave de mi memoria que imparable seguía buscando, allá en la velada
y brumosa lejanía de los primeros años ochenta, las resonancias de una noche estival en
la plaza de San Esteban donde un pianista, que veía por los dedos, desgranaba
acordes mágicos y desconocidos para mis adolescentes oídos que a duras penas conseguían retener los nombres
de compositores como Ellington o Monk. ¡Tete Montoliú! ahí es donde la música
de Chano Domínguez me llevó, al origen
del jazz en nuestro país y, en lo personal, a mi bautismo jazzistico.
Evocación y nostalgia, estuvieron
presentes en un concierto de puro jazz que homenajeaba a dos figuras magníficas
e irrepetibles como Miles Davis y Paco de Lucía, pero también la mirada al
futuro que siempre caracterizó a estos dos grandes genios y que se manifestó en
unas interpretaciones en la que cada sección, en constante crecimiento, sometía
a una nueva vuelta de rosca al tema y en el que los solos -absolutamente
fantástico el de batería en All Blues- gozaron de gran libertad y ensueño. El retraso
del inicio y el sonido un poco seco y
duro no fueron óbice para el disfrute de una sesión altamente estimulante y
exitosa.
Comentarios