Saeta al corazón

29 Semana de Música Sacra de Segovia

Octava Ensemble

Música sacra polaca de los siglos XVII al XXEnlace

Obras de Zielenski, Krakowa, Gorczycki, Gomólka, Pekiel, Szamotul y Górecki

San Juan de los Caballeros-Museo Zuloaga


Luis Hidalgo Martín

Finalizó la 29 Semana de Música Sacra de Segovia con el concierto de La Volubile y Trobada, formaciones integradas por músicos y cantantes de reconocido prestigio, algunos naturales de nuestra ciudad o vinculados a ella profesionalmente, que junto a la impresionante Música para los funerales de la reina Mary de Henry Purcell ofrecieron el estreno absoluto del Te Deum Laudeamus de Carlos J. Martínez, un broche perfecto para un ciclo que se ha distinguido por la variedad de propuestas, una altísima calidad artística y que reclama por meritos propios ser considerado, junto a la belleza de las procesiones y la monumentalidad de la ciudad, como uno de los principales valores de nuestra Semana Santa.

La sesión del miércoles nos brindó la oportunidad de disfrutar con la belleza de una fantástica selección de música sacra perteneciente a compositores polacos renacentistas, barrocos y contemporáneos, de la mano del que ha sido uno de los mejores aciertos de la Semana Sacra, el Octava Ensemble. Formado por ocho voces mixtas, el conjunto polaco dio toda una lección de canto coral con una afinación sorprendente, clarísima dicción latina, transparencia en la conducción de las líneas melódicas, sinuosa variedad dinámica, precisión en el ataque, somera utilización del vibrato como elemento ornamental y sobre todo una expresión que, sin necesidad del arrebato latino, se convirtió en penetrante saeta apuntando directamente al corazón.

Con frecuencia tendemos a pensar en las obras de los grandes maestros como únicas e inalcanzables en su particular olimpo, sin embargo hay creaciones de autores menores o simplemente menos conocidos que alcanzan semejantes alturas. Una muestra de ello fueron las obras interpretadas por el Octava Ensemble. Pudimos disfrutar de la policoralidad de las obras de Mikolaj Zielenski al modo de las formas venecianas de Willaert, o incluso de ciertos cromatismos evocadores de Gesualdo en in Vox in rana, también de Zielenski. Asimismo la gracia rítmica y melódica de la chanson francesa propia de Janequin, pudo apreciarse en Bienaventurado el hombre de Mikolaj Gomólka o, por citar otro ejemplo, la frescura y sensualidad de las creaciones instrumentales de Corelli encontraron reflejo en Gaude María Virgo de Grzegorz Gerwazy Gorzycki. Sin duda la impresionante belleza de Ya esta oscureciendo de Waclaw Szamotul o el singular recogimiento de Santísima Virgen de Henryk Mikolaj Górecki, compositor fetiche de las grandes discográficas en la última década, confirmaron la calidad de un repertorio para saborear y descubrir. Enhorabuena.

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