Bonito
Bonito
Orquesta
de Cámara de España
Vicente
Cueva, violín y director
Obras de Morricone, Moore, Lloyd Webber, Umebayashy,
Grundman, Zimmer, Bernstein, John, Rota y Williams
Patio
de Armas de El Alcázar
Luis
Hidalgo Martín
En el año 1986 la editorial Taurus publicó la
traducción de la Historia Universal de la
Música de Gerald Abraham, obra capital por su clarividencia para los que
por entonces estábamos inmersos en nuestros estudios musicales y que en medio
del secarral español de publicaciones especializadas en nuestra lengua fue
lluvia benéfica y renovadora. La crítica especializada lo acogió como un gran
acontecimiento, pero en dos o tres reseñas de prestigiosos autores observé la
acertada coincidencia en el reproche por la traducción de términos en inglés
como ameno, primoroso, refinado, delicado, exacto o meticuloso, por
simplemente: bonito. Desde entonces este epíteto se
convirtió en tabú para mí y tanto en mis conversaciones, como en los escritos
que en los últimos quince años se han publicado en este periódico, he evitado
referirme a un espectáculo u obra musical como algo bonito.
Pero, tras escuchar el sábado en una
fantástica noche veraniega en el Alcázar a la Orquesta de Cámara de España un
programa titulado La música en el cine,
creo llegado el momento de liberarme de ataduras y por fin decir que este
concierto fue, un concierto bonito. Bonito en todos los posibles significados
de la palabra, incluida también esa connotación de simpleza que puede entrañar,
pero es que muchas veces la simplicidad puede ser el camino más directo al
corazón que es a donde apuntaron muchas de las melodías seleccionadas por la
Orquesta de Cámara de España para confeccionar un programa en el que estaban algunos
de los mejores compositores del cine del último medio siglo. Aunque quizá la
sustitución de algunas piezas por otras de autores imprescindibles como Bernard
Herrman, Henry Mancini, Miklós Rózsa o Maurice Jarré hubiera contribuido a
ofrecer una panorámica más variada y ajustada a la importancia de la música
cinematográfica como obra de arte en sí misma y hubiera evitado el excesivo
edulcoramiento que algunos temas aportaban.
Bonito concierto también por la
interpretación, muy cuidadosa en la variedad dinámica y en el realce de una
expresión emotiva y sincera, muy preocupada por la creación de un timbre refinado
en la cuerda y que sumado a las efectistas aportaciones de la batería y el arpa
permitió la percepción, rayando la visualización, de ensoñadoras coloraciones.
Y finalmente, bonito concierto,
porque la Orquesta de Cámara de España, con unos magníficos arreglos
orquestales e imbuida de la magia del cine, nos llevó a lugares para la nostalgia
y la emoción con Cinema Paradiso de Ennio Morricone o El
Padrino de Nino Rota, para la aventura y la seducción rítmica de Piratas del Caribe de Hans Zimmer y West Side Story de Leonard Bernstein, a
la vez que nos brindó oportunidad de recrear un imaginario combate entre el
fascinante Darth Vader e Indiana Jones con la genial música de John Williams.
El buen sentido del humor de
orquesta y percusionista quedó de manifiesto en la deliciosa primera propina La máquina de escribir de Leroy Anderson
mientras que el sentido Adios Nonino
de Astor Piazzolla puso el punto final.
Bonito.
Publicado en El Norte de Castilla 23-7-2012
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