¡Bienvenidos, sufrimientos!
¡Bienvenidos,
sufrimientos!
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Semana de Música Sacra de Segovia
Hippocampus
Rachel Elliott, soprano
Kerstin
Linder-Dewan, violín barroco
Jordi
Comellas, viola da gamba
Alberto
Martínez Molina, clave y órgano
Obras
de Johann Sebastian Bach
Iglesia
de San Juan de los Caballeros - Museo Zuloaga
Luis
Hidalgo Martín
Cuando pienso en compositores de
música sacra, inmediatamente surgen tres apellidos: Palestrina, Victoria y
Bach. Los dos primeros, cumbres del Renacimiento, cultivaron una música exclusivamente
destinada al rito católico y profundamente imbuida del espíritu de la
Contrarreforma, mientras que Bach, luterano ortodoxo, supo adaptarse tanto a
las exigencias del más ferviente pietismo como a las del catolicismo, para el
que compuso algunas de sus más célebres composiciones como la Misa en Si menor. El hecho de que Bach
se expresase en una estética barroca, practicase la música profana y que fuese
un consumado maestro en la composición instrumental hace que sus creaciones
sacras resulten más humanas y apasionadas sin por ello perder un ápice de
misterio y misticismo. Y dicho esto creo que es fácil adivinar mi preferencia
por Johann Sebastian Bach como compositor de música sacra.
Con éstos antecedentes y sabiendo
que el cuarto concierto de la Semana de Música Sacra de Segovia era un
monográfico de Bach con arias de cantatas y música de cámara en manos de
Hippocampus, un grupo de reconocido prestigio internacional especializado en la
interpretación de música barroca, no es de extrañar que desde hace semanas la
fecha estuviese especialmente marcada en mi agenda.
Y las expectativas no se vieron
defraudadas. Sin duda que el concierto fue sublime por la selección de obras,
por la interpretación y por el respeto y silencio del público que favoreció las
condiciones para la grabación de audio y vídeo realizada para su difusión en
internet.
Las interpretaciones camerísticas
fueron de una gran claridad, muy bien balanceadas en presencia instrumental,
preciosas en el aspecto tímbrico, estilizadas en el fraseo y bien diferenciadas
en carácter, más impulsivas y fantasiosas las protagonizadas por el violín y
contenidas las destinadas a la viola da gamba.
Las mismas prestaciones pudieron
disfrutarse en las arias de cantatas donde los instrumentos colaboraron con la
límpida, bien articulada y expresiva voz de la soprano Rachel Elliott para
obrar prodigios interpretativos como los conseguidos en Hochster, mache deme Güte de la cantata BWV 51 (una de las más
bellas y mejor construidas melodías de la producción bachiana) o Bereite dir, Jesu de BWV 147 con su
continuo fluir de tresillos.
Para agradecer los aplausos
Hippocampus nos regaló el aria de soprano de la cantata BWV 58 que puede ser
traducido como Soy feliz con mis
sufrimientos. Si los sufrimientos han de ser conciertos como este,
bienvenidos sean los sufrimientos.
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