La cara amable
La cara amable
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Semana de Música Sacra de Segovia
Escolanía
de Segovia de la Fundación don Juan de Borbón
Rodrigo
de Luis, piano
José
Vicente Fernández, contrabajo
Rodrigo
Muñoz, batería
Mª
Luisa Martín, directora
Obras
de Haydn, Leavit, Sarasola, Rutter, Elberdin, Alcaraz, Caccini, Shaw y Chilcott
Iglesia
de San Juan de los Caballeros - Museo Zuloaga
Luis
Hidalgo Martín
Desde su creación en 1997, los
conciertos de la Escolanía de Segovia han despertado siempre una gran
expectación entre los aficionados, que movidos por el interés de los programas
presentados y por la constante mejora de calidad del conjunto han mostrado un
apoyo y cariño especial a una formación que,
sin temor a caer en la exageración, creo poder designar como el buque insignia
de la música clásica segoviana.
Con mucha frecuencia, tendemos a
relacionar la música sacra con lo oscuro, tortuoso, e incluso macabro, y pronto
se nos vienen a la mente las imponentes sonoridades de numerosos Requiem, Stabat Mater, Responsorios de Tinieblas, Pasiones... sin apenas
recordar que también existe un repertorio de gran serenidad, luminosidad y
alegría. El concierto de la Escolanía de Segovia apostó por esta última
vertiente y personalizó la cara amable de la música sacra en un programa que,
con las únicas excepciones de Laudate
Pueri de Michael Haydn y Ave Maria de
Giulio Caccini, transcurrió por obras actuales.
En un fluido transcurso de
transparencia y belleza vocal fueron sucediéndose las nueve perlas musicales de
compositores como Josu Elberdin, Xabier Sarasola, John Rutter o Albert Alcaraz
que desembocaron en el precioso diamante representado por A Little Mass Jazz de Bob Chilcott, en donde la adición de un trío
de piano, contrabajo y batería contribuyó a acrecentar la magia.
Aparte de la candidez que la
contemplación y escucha de los jóvenes cantores transmite, uno de los
principales valores de la Escolanía es la seguridad y convicción de sus
interpretaciones, donde nada queda al azar y se adivina un trabajo bien
meditado y claramente transmitido, mérito que sin ninguna duda recae en la
labor de su directora María Luisa Martín.
El sorpresivo inicio del concierto
con un canto a la Virgen desde el fondo de la nave de San Juan de los
Caballeros, la calma del Pater noster de Sarasola sobre el piano de Rodrigo de
Luis -que en todo el concierto arropó
con acertado mimo y discreción las voces- la dulzura del bellísimo cántico de
Simeón en Nunc Dimitis de Alcaraz y
la pureza tímbrica y emotiva en el Agnus
Dei de la misa de Chilcott, unido a las elegantes y mesuradas coreografías
que dibujan una sonrisa en el ánimo del oyente, fueron algunas de las
exquisitas delicias servidas por los entusiastas y admirables jóvenes cantores
de la Escolanía de Segovia, capaces de hacer realidad la ilusión.
Magnífica lección para los tiempos
que corren.
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