Sello propio


The Soloits of London, una agrupación formada por once músicos procedentes de las más prestigiosas orquestas británicas, actuaron el sábado en el Patio de Armas del Alcázar. Con un programa formado por obras clásicas del repertorio camerístico, este segundo concierto de la Semana de Música de Cámara se mostraba como uno de los platos fuertes del ciclo. Y realmente cumplió con las expectativas, pues la belleza de la música, sin complicaciones para el oyente y de gran variedad estilística, así como la maestría de los integrantes de la orquesta hicieron que el concierto resultara ciertamente suculento.

La singular sonoridad de la cuerda de las orquestas británicas está presente también en The Soloists of London, el magnífico empaste, el sonido aterciopelado y de gran dulzura, la perfecta afinación y una dinámica siempre progresiva y sin aristas, son marca de la casa y sirven para que la música, independientemente de su cualidad estilística, tenga sello propio.

La primera parte, aunque con un bello intermedio cinematográfico formado por dos famosas piezas de la película 'Henry V' de William Walton, transcurrió por una senda clásica con dos obras de juventud de Wolfgang Amadeus Mozart, el 'Divertimento' KIV 138K, y la 'Sinfona para cuerda n 10' de Félix Mendelssohn en la que a una melódica de marcado carácter mozartiano se superpone un tratamiento harmónico que claramente apunta al estilo romántico que define la madurez del compositor alemán.

'Serenade' de Edward Elgar, el celebérrimo y melancólico 'Adagio' de Samuel Barber y la no menos famosa 'Holberg Suite' de Edvard Grieg, constituyeron una segunda parte de grandes y bellos éxitos de la música de cámara de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Sin duda que la serenidad fue el aspecto más destacado de la interpretación de la 'Serenade' de Elgar, música maravillosa, sin apenas tensiones en ninguno de sus tres movimientos y que gozó de una lectura magistral.

El sentido 'Adagio' de Barber se benefició de una interpretación que optó más por la melancola que por el patetismo al que tan acostumbrados estamos. La 'Holberg Suite' es una obra de éxito no sólo por su belleza, también por la calidad de su escritura que permite momentos de lucimiento a todas las partes y por la variedad de las combinaciones instrumentales, y precisamente este aspecto es uno de los que mejor aprovechó The Soloist of London. Los diálogos entre viola y chelo de la Sarabande fueron de gran hondura, así como chispeante resultó el folklórico dúo de violín y viola del Rigaudon y profundamente expresivo el sentimental Air.

Un concierto de calidad y belleza, atributos que se repitieron en la propina, Air de la tercera suite para orquesta de Johann Sebastin Bach.

Luis Hidalgo Martín

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