Diamante en bruto

41 Semana de Música de Cámara

Free Mix Quintet

Vasko Vassilev, violin

Pamela Nicholson, piano y acordeón

Anton Kholodenko, contrabajo

Toni Cantero, guitarra

Juan Heredia, percusión

Obras de Bartók, Dvorak, Sarasate, de Falla, Brahms, Rimsky-Korsakov y Piazzolla

Patio de Armas de El Alcázar


En los últimos años la Semana de Música de Cámara se caracteriza por comenzar su andadura de la mano del jazz con la intención de hacer más atractivo el ciclo a un tipo de público diferente. Como siempre mi respuesta es que la música de cámara es una de las formas más puras que existen, que hay que prescindir de edulcorantes a la hora de enfrentarse a ella y que espectáculos como el de Free Mix Quintet se adaptan mejor a la sección En Abierto del Festival.
En esta ocasión no fue el jazz el protagonista pero sí un concierto de difícil clasificación que bajo el título 'Aires Gitanos' podría ser definido como fusión de clásico y flamenco. He de reconocer que no me gustan mucho las fusiones pues la mayoría de las veces el resultado es una especie de pastiche en el que siempre hay algún estilo que es fagocitado por otro, pero en esta ocasión Free Mix Quintet supo transitar por una senda bien equilibrada con un violín respetuoso con el lenguaje clásico y un acompañamiento creativo en el estilo flamenco.
Sin duda esta concepción poliédrica de la música es de un altísimo interés pero el proyecto parece encontrarse en una fase aún embrionaria, las ideas, frescas y muy sugerentes, están faltas todavía de tiempo de maduración y la interpretación requiere un mayor trabajo de detalle, coordinación y ensamblaje que entronque las dotes artísticas individuales y que borre la sensación de estar ante un magnífico diamante en bruto.
Claro que lo escuchado el viernes en el Patio de Armas del Alcázar era arrollador; claro que los ritmos y melodías eran de belleza embriagadora, pues no en vano estábamos ante magníficas creaciones de algunos de los mejores compositores de la historia; claro que el virtuosismo y la musicalidad del violinista Vasko Vassilev -verdadera piedra angular del grupo- producen asombro; claro que las oportunidades para el disfrute y la diversión fueron continuas y, claro también que los calurosos aplausos del numeroso público, del que la Infanta Elena formaba parte, eran sinceros y merecidos. Pero yo me quedo con la agridulce sensación de no haber podido disfrutar todo lo que tan buenos mimbres pueden llegar a tejer.

Luis Hidalgo Martín (El Norte de Castilla)

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