Cuatro pianos

Cuatro pianos


46 Semana de Música de Cámara
Míriam Gómez-Morán, pianos
Guillermo Peñalver, traverso
Arturo Muruzábal, violonchelo
Obras de Haydn, Christian Bach, Beethoven, Xaver Mozart, Granados, Liszt y Brahms
Sala de la Galera de El Alcázar

Luis Hidalgo Martín

             Cuatro pianos. No, no es el título de ninguna composición de John Cage, aunque el afán de modernidad del sublime compositor estadounidense le llevase,  a través de su piano preparado, a encontrar algunos sonidos muy parecidos -extraña paradoja- al de los pianos históricos que el martes pudimos escuchar en la deslumbrante y muy calurosa sala de la Galera de El Alcázar.
            Cuatro pianos, desde un pianoforte Houston de 1794 a un piano Ehrbar de 1883 con mecánica vienesa, pasando por un pianoforte Clementi de 1801 y un piano de cola Kirkman de 1866 con mecánica inglesa, fueron los protagonistas del segundo concierto de la Semana de Música de Cámara. Pero el encanto de éstas joyas instrumentales que en su momento tanta controversia generó, no habría superado el mero interés museístico de no ser por Mírian Gómez-Morán, espléndida a la hora de insuflar vida a unos instrumentos complejos y muy alejados del concepto sonoro pianístico de nuestros oídos modernos. Y si brillante estuvo la pianista en las obras solistas, no menor puede ser el calificativo en aquellas en las que colaboró con el etéreo flautista Guillermo Peñalver o  el violonchelista Arturo Muruzábal.
            Otro punto fuerte fue el programa, un interesante recorrido paralelo a la evolución del piano desde el Clasicismo hasta el Romanticismo tardío de Granados. Si bien la obra cumbre fue la Sonata nº 1 para violonchelo y piano de Brahms -en vigorosa interpretación de maravilloso empaste entre el piano Ehrbar y el cremonense violonchelo Ruggeri de 1723- la inclusión de obras de hijos de inmortales maestros como Bach y Mozart aumentó el interés, no tanto en el caso de Johann Christian Bach -gran compositor y frecuente en las programaciones- como sí en el de Franz Xaver Mozart que siempre vivió oculto bajo la sombra de su padre y cuya producción musical permanece casi inédita.
            Un bello concierto que -sin tener en cuenta los notables problemas de afinación de alguno de los instrumentos- me plantea la duda de si, en el caso de los pianofortes ¿no es contradictorio pretender restaurar y recuperar el sonido que experimentaron los hombres del Clasicismo o del Romanticismo presentándonoslo a través de una amplificación eléctrica que altera el espacio sonoro?
           
Luis Hidalgo Martín
(Publicado en El Norte de Castilla. jueves 23-7-2015)











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