Esplendor
Esplendor
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Semana de Música de Cámara
Brillant
Magnus Quintet
Javier
Martínez, Luis Martínez y Juan Ignacio Lozano, trompetas
Eva
María Sánchez, timbales
Carlos
Hugo Paterson, órgano
Obras
de Mouret, Bach, Cabanilles, Haendel, Vivaldi, Pachelbel, Purcell, Buxtehude y
Charpentier
Catedral de Segovia
Como viene siendo habitual desde hace cuarenta
y seis años, la Semana de Música de Cámara reserva uno de sus conciertos para
dar oportunidad al realce de los órganos de la Catedral. Fuera de los actos
litúrgicos, que en los últimos años cuentan con el concurso de dos magníficos
organistas segovianos como Javier Santos y Ángel Montero, no son muchas las
ocasiones de poder escuchar estos instrumentos, de ahí que este tipo de
iniciativas como la organizada por la Fundación don Juan de Borbón encuentren
siempre una respuesta de público formidable.
Pareciendo ya superada la polémica
sobre la restauración llevada a cabo hace cuatro años del órgano de la
Epístola, llama poderosamente la atención que Brillant Magnus Quintet se
decantase para interpretar su concierto por el órgano del Evangelio, de mayor
amplitud pero con registros deteriorados y pendiente también de una necesaria,
minuciosa y respetuosa restauración.
El programa ofrecido por el
espectacular Brillant Magnus Quintet recorrió algunas de las más célebres
páginas del momento más esplendoroso del Barroco. El, no por frecuente menos
hermoso, Jesus bleibet meine Freude
de Bach, el himno procedente del oratorio Judas
Macabeo de Haendel -tan habitual en ceremonias nupciales- el impetuoso
preludio del Te Deum de Charpentier, ofrecido como propina, o la
siempre impresionante Batalla Imperial de Cabanilles (cuya autoría es últimamente
cuestionada por la musicología moderna) fueron muy bien acogidas por el público
y demostraron que no siempre los programas inéditos son los más exitosos.
La espectacular Sinfonía de Fanfarrias de Mouret, el Concierto en re mayor de Vivaldi -uno de los muchos que Bach
reescribió- así como el dinámico Sound
the trumpet de Purcell o el bellísimo Preludio
y fuga de Pachelbel, marcaron momentos de gran interés interpretativo por
la variedad -tanto de carácter como de combinaciones instrumentales- empaste de
las tres trompetas y belleza de sonido. Cualidades positivas que no obstante se
vieron mermadas por las constantes pausas para afinar y por ciertas
descoordinaciones rítmicas del conjunto de trompetas y timbales con respecto a
la parte organística, posiblemente debido a una audición defectuosa entre los
intérpretes.
La presencia de trompetistas y
timbalista en la parte delantera del coro fue un acierto más al añadir el
interés visual que en los conciertos organísticos suele estar ausente.
Luis Hidalgo Martín
(Publicado en El Norte de Castilla. miércoles 22-7-2015)
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